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Dice lo que los otros callan.

mujer en duelo pensando en una banca
mujer en duelo llorando

Por Ósmel Córdoba Mejía
Columna de opinión para elnoticiario.com.co. El viernes pasado murió mi gato. Uf, qué dolor tan fuerte, agravado por el hecho de que lo vi morir, y más que morir, lo vi agonizar mientras buscaba aire para poder respirar. Una experiencia así deja marcas en el alma. Cada vez que perdemos algo amado, ya sea un trabajo, un ser querido, una relación o incluso un objeto de valor emocional, la pérdida causa un gran dolor y llega el duelo.

¿Qué podemos hacer en esos momentos de duelo?

Antes de continuar, debo aclarar que esto no es un manual con pasos de cumplimiento obligatorio para que el dolor desaparezca. No. Lo que sí se describen son una serie de acciones que, al ponerlas en práctica, ayudarán en el proceso.

mujer en duelo al final del tunel

1. Acepta el dolor

Estás herido por una pérdida. Acéptalo. Negarlo, ignorarlo, evadirlo o entretener la mente en otras cosas es como intentar tapar un agujero del tamaño del Gran Cañón con una sábana.

Que lo niegues o ignores no hará que desaparezca. Por el contrario, aceptarlo te ayuda a identificar el sentimiento causado por la pérdida (dolor, frustración, miedo) y, una vez identificado, podrás comenzar a tratarlo.

2. Habla de ello

La psicología lo denomina “hacer catarsis”.

Cuando hablamos de aquello que nos causa dolor, ayudamos a que salga de nosotros. No hacerlo nos expone a sentimientos reprimidos, y está demostrado que reprimir el dolor causa estrés, dolor muscular, desconcentración, depresión, fatiga, dolor en las articulaciones, etc.

En resumen: los sentimientos reprimidos afectan la salud.

3. Se vale llorar

La Biblia, en Eclesiastés 7:3, dice: “Vale más llorar que reír, pues podrá hacerle mal al semblante, pero le hace bien al corazón” (Biblia Dios Habla Hoy).

Puedes llorar. Es válido llorar. Hay dolor, y el alma desea expresarlo, pues las lágrimas son la prueba fehaciente de la purificación del alma.

Por lo tanto, no permitas que otros minimicen o, en el peor de los casos, anulen tu llanto con frases como: “¿Y estás llorando por eso?”, “¿Lloras por esa bobada?”, o “Pareces tonto llorando por eso”.

4. Dale tiempo al tiempo

“Que el tiempo todo lo sana” es una gran verdad. El tiempo siempre trae sanidad si le permitimos hacer lo suyo.

La Biblia nos recuerda que “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1, Reina-Valera 1960). Ahora, por cosas de la vida, te tocó llorar. Pero con el pasar del tiempo, aunque jamás olvides aquello que amabas y perdiste, te acostumbrarás a su ausencia.

5. Refúgiate en Dios

Hombre en duelo rezando

Isaías 61 nos hace saber que una de las razones de la llenura del Espíritu Santo en la persona de Cristo es dar consuelo a los corazones heridos.

Dios nos ve por dentro. Es por esto que sabe cuánto puede dolernos una pérdida.

Orar y refugiarnos en Dios es la mejor decisión que podemos tomar en momentos cuando el alma está dolida.

Quiero terminar este escrito animándote a que disfrutes de la presencia de aquellos que amas. Porque la vida es de ciclos, y todo ciclo que inicia, tarde o temprano, se cierra.

Ya lo dice el libro de Eclesiastés: “Hay tiempo de nacer, hay tiempo de morir”.

Disfruta, porque lo que hoy tienes y está contigo, es posible que mañana no lo esté.

*Osmel Córdoba Mejía*

Instagram.com/Osmel.Cordoba

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